viernes, 23 de octubre de 2015

Rima L de Bécquer

RIMA L


Lo que el salvaje que con torpe mano
hace un tronco a su capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tu y yo.


Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente, ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.


La rima revindica la grandeza del amor entre dos personas,donde el autor nos quiere captar la atención comparándolo con la obra de un salvaje que cree plenamente en ella. Me impresionó mucho la fuerza de lo vivido, expresado en la primera estrofa, de donde podemos entender que el amor entre lo dos personajes era tan intenso, que se arrodillaban ante él, osea que creían tanto en él que lo comparaban con una cosa sagrada....DIOS.
Los versos son bastante complejos y cuesta desde un principio captar el significado, pero poco a poco vas entendiendo que es una rima dedicada al amor, una cosa tan bonita que te hace dar formas reales a un fantasma, creer en una invención ridícula. De echo son versos que mas me llamaron la atención, donde prevalece en todo el momento la comparación, en cual el autor compara el amor con lo más sagrado y también con el ídolo que tenemos cada uno.
La segunda parte de la rima nos da de entender que todo lo que fue una vez una "obra" ante cual se arrodillaban, ahora no es nada. nos quiere decir que llegaron a una ruptura " dimos formas reales a un fantasma, de la mente, ridícula invención, y echo el ídolo ya, sacrificamos nuestro amor". Leyendo desde el principio, te imaginas una historia bonita de amor cual termina en triste y melancólica  ruptura.

Poema X: Hemos perdido aún este crepúsculo

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo y como un perro herido rodó a  mis pies mi capa.

Pablo Neruda
Con bastante nostalgia nos describe las dolorosas rupturas entre dos personas y lo mucho que se echan de menos, aunque no estén juntos. Prevalece la comparación en todo momento.


martes, 6 de octubre de 2015

La leyenda del árbol que aúlle como un lobo.

Esta leyenda lleva retransmitiéndose de generación en generación desde hace mucho tiempo en las zonas rurales.

Cuenta la leyenda de un cazador con una vida como cualquiera, ganándose la vida cazando animales.

Un día, el cazador cuyo nombre no logro recordar volvía a casa después de una jornada complicada. No había visto ni un solo animal. El hombre, triste e insatisfecho decidió volver al coto de caza a buscar algo. Sus compañeros le advirtieron que no saliera a cazar justo esta noche, porque era luna llena y se dice que los peores monstruos cobran vida a media noche, pero él no creía en esas cosas y no les hizo caso.

El hombre estaba medio dormido por el cansancio, cuando de repente se oyeron unos fuertes aullidos en el horizonte. El cazador se despertó de un salto con una sonrisa en la cara, porque eso significaba que había animales. Mas que nunca estaba atento. Miró el reloj y vió que eran las 12.00. Pensó en lo que le habían dicho los compañeros, sin creérselo.

Miró al frente y estaba rodeado de una manada de lobos. Se sorprendió porque hace un minuto no vio nada. Éstos dejaron paso a un lobo más grande y sediento de sangre, lleno de arañazos.


 Cogió su escopeta y empezó a dispararlos, e iban cayendo uno a uno. Lo sorprendente es que se levantaban como si nada y volvían a aproximarsele otro poco. El hombre, asustado, se subió en la furgoneta y pisó el acelerador para huir de ellos. Uno a uno, se caían al suelo del agotamiento, excepto uno: el lobo ''líder'', aquel que era más fuerte, más sediento de sangre no se rendía. El hombre, aterrorizado, seguía acelerando en busca de un lugar seguro, cuando tuvo que frenar en seco porque se iba a estrellar. El lobo no podía frenar y se estrelló contra la furgoneta. Éste finalmente murió. En el sitio donde murió el animal creció un árbol, el cual con el fuerte viento se movían las hojas, imitando el aullido de un lobo.


Desde entonces, el cazador tiene respeto a salir de noche a cazar.