Esta leyenda lleva retransmitiéndose de generación en generación desde hace mucho tiempo en las zonas rurales.
Cuenta la leyenda de un cazador con una vida como cualquiera, ganándose la vida cazando animales.
Un día, el cazador cuyo nombre no logro recordar volvía a casa después de una jornada complicada. No había visto ni un solo animal. El hombre, triste e insatisfecho decidió volver al coto de caza a buscar algo. Sus compañeros le advirtieron que no saliera a cazar justo esta noche, porque era luna llena y se dice que los peores monstruos cobran vida a media noche, pero él no creía en esas cosas y no les hizo caso.
El hombre estaba medio dormido por el cansancio, cuando de repente se oyeron unos fuertes aullidos en el horizonte. El cazador se despertó de un salto con una sonrisa en la cara, porque eso significaba que había animales. Mas que nunca estaba atento. Miró el reloj y vió que eran las 12.00. Pensó en lo que le habían dicho los compañeros, sin creérselo.
Miró al frente y estaba rodeado de una manada de lobos. Se sorprendió porque hace un minuto no vio nada. Éstos dejaron paso a un lobo más grande y sediento de sangre, lleno de arañazos.
Cogió su escopeta y empezó a dispararlos, e iban cayendo uno a uno. Lo sorprendente es que se levantaban como si nada y volvían a aproximarsele otro poco. El hombre, asustado, se subió en la furgoneta y pisó el acelerador para huir de ellos. Uno a uno, se caían al suelo del agotamiento, excepto uno: el lobo ''líder'', aquel que era más fuerte, más sediento de sangre no se rendía. El hombre, aterrorizado, seguía acelerando en busca de un lugar seguro, cuando tuvo que frenar en seco porque se iba a estrellar. El lobo no podía frenar y se estrelló contra la furgoneta. Éste finalmente murió. En el sitio donde murió el animal creció un árbol, el cual con el fuerte viento se movían las hojas, imitando el aullido de un lobo.
Desde entonces, el cazador tiene respeto a salir de noche a cazar.
Hola Daniel:
ResponderEliminarEs una leyenda muy bonita, no da mucho miedo pero está muy bien la historia.
Un saludo Lunática.